A lo largo de la historia el arte del cuidado tradicionalmente ha sido realizado por la mujer, tanto en el hogar como en otros lugares en los cuáles se encontraba supeditada al mando de hombres que dirigían las actuaciones pero no las aportaban.
Poco a poco estos cuidados se fueron profesionalizando hasta que dieron su paso a las academias e instituciones de enseñanza que le imprimieron el carácter que hoy en día va manteniendo.
Lo que no parece cambiar es la falta de conocimiento que la población tiene acerca de nuestra profesión y los estereotipos que se han ido transmitiendo desde épocas pasadas.
Si hacemos un recorrido por las distintas disciplinas artísticas, medios de comunicación y otros soportes seguramente no nos vamos a sorprender de lo que encontraremos.
En pintura podemos ver enfermeras perfectamente uniformadas atendiendo a enfermos yacientes en la cama tanto en sus casas como en hospitales. También podemos encontrar lo mismo en conflictos bélicos en los que la enfermera con su inmaculado uniforme blanco atiende a los soldados heridos en combate.
De paso por la escultura encontramos más imágenes de enfermeras uniformadas atendiendo enfermos o heridos, otras con los distintivos clásicos de la enfermería como un palo de gotero o una planilla para apuntar constantes vitales.
En la literatura encontramos multitud de obras literarias de distintos géneros, tanto en novela romántica con la relación amorosa entre el protagonista y la enfermera, que puede ser un dechado de virtudes o la peor de las mujeres, en género policiaco y de misterio con enfermeras asesinas o asesinadas….
Si nos damos un paseo por el cine es todavía más candente la visión tan distorsionada de la realidad que se nos puede mostrar. Incluso si dejamos de lado el género de películas para adultos, en los que las enfermeras portamos uniformes imposibles, no solo por la incomodidad resultante de faldas tan ceñidas y cortas sino por lo ridículo que llega a resultar tenemos otros ejemplos igual de lacerantes.
Existen películas románticas con enfermeras protagonistas pero también triángulos amorosos en los que la enfermera siempre es la otra.
En el género de terror y Gore damos mucho juego ya que tenemos a nuestro alcance innumerables instrumentos para la tortura y el asesinato.
En las series de TV parece que empieza a haber un ligero cambio y hemos pasado de ver a enfermeras que rodean a los médicos como secundarios y aparentemente sin una labor excesivamente importante que el de las relaciones sociales a otras en las que incluso la enfermera es la principal protagonista centrando su labor en el cuidar y no tanto en el curar.
Dentro de los medios de difusión para el público infantil el uniforme enfermero es un firme candidato para vestir a la protagonista de la serie o dibujos en algún episodio., siempre tan mona ella con su cofia y su vestidito.
En cuanto a videojuegos casi en su totalidad se dedican a maquillar y cambiar de vestidos a la enfermera.
Pero si las mujeres enfermeras nos podemos quejar de esta visión que se acerca al público y que sigue manifestándose como el estereotipo de una profesión que está tan a la vista del usuario ¿qué pueden decir nuestros compañeros del sexo masculino?
Los hombres no son ajenos a esta profesión tan importante en nuestra sociedad a lo largo de la historia, ya que han estado ahí desde las primeras escuelas de enfermeros en India en el 250 A.C.
Han ejercido con pasión, interés y dedicación, pero se han visto relegados a un segundo plano en el que ni siquiera tienen un estereotipo claro.
Pero ante la llegada de la enfermería moderna en la que se consideraba a una buena enfermera a aquella mujer bondadosa, atenta, abnegada, delicada, obediente sumisa, doméstica y virtuosa, los hombres fueron relegados de la profesión. Y, ¿a qué se debe? Pues a que las cualidades de los hombres se encuentran en contraposición a estas y por tanto esta profesión no es su lugar.
Los enfermeros siguen siendo “el practicante” o tienen que aclarar continuamente que no son el médico.
Si buscamos su imagen en las artes y medios de comunicación habitualmente encontramos muy pocas referencias y la mayoría no les dejan en buen lugar.
En alguna película su profesión es considerada como menor, de risa o perteneciente a alguien que no ha podido llegar a más.
Pero después de todo esto deberíamos reflexionar de quien es la culpa de que las cosas sigan muy parecidas a lo largo del tiempo.
¿Es culpa nuestra que los demás no nos vean como realmente somos?
¿Es nuestra profesión tan desconocida? ¿Necesitamos que para que se nos conozca realmente, el usuario tenga una exposición real al medio sanitario y conozca nuestra labor?
¿Por qué se sigue considerando una profesión femenina? ¿Son las profesiones mayoritariamente femeninas menos importantes y menos visibles?
Si los tiempos han cambiado, han dado un giro tan importante en este último siglo ¿Porqué la visión de esta fantástica profesión sigue siendo igual?
Debemos crear nuestro propio modelo de profesión desterrando los falsos mitos y creencias que en torno a nosotros se ha creado y transmitido a lo largo de la historia.
Estamos capacitados, somos eficaces, nos formamos, hemos evolucionado… entonces solo pido que la visión de la sociedad evolucione con nosotros.
Entrada escrita por Susana Fernández Carrasco enfermera de la 4ª General CHN-B Pamplona
Agradecer a Susana su desinteresada colaboración espero que los proyectos de los que me habló en el congreso de SEECIR en Valladolid salgan adelante.
mi enhorabuena a susana que siempre ha sido muy tenaz y constante en todos sus proyectos.
PERFECTO Y ADECUADO PARA LA ENSEÑANZA DE LOS FUTUROS ENFERMEROS GRACIAS….
Interesante dejar el medio hospitalario para «vernos» desde las artes. Gracias Susana