-Eh, niña, eh!!!, ¿Cuándo viene el médico?
-Perdone, puedo ayudarle?
-Chachaaa, que cuando viene el médico?
-Pronto, está haciendo un aviso urgente. Necesita usted algo?
-No, quiero hablar con el médico, no con la Practicanta.
Puede parecer exagerado, pero estas situaciones siguen dándose. La manera que tienen los ciudadanos de denominarnos e incluso de llamarnos es de lo más variopinto. Escuchamos y oímos de todo tipo. Los más avispados, algunos, tienen la sensación de que si se refieren a nosotros como ATS es porque éstos, tienen mucha más entidad que las enfermeras. El caso es que como seas joven y mujer, lo tienes crudo. Aún sonrío al recordar el lío que se traía mi abuela con una vecina que intentaba convencerla de que ser enfermera era “menos” que ser A.T.S. Es curioso, pero eso si que sabían lo que era.
A mí, que empecé a trabajar muuuy jovencita, me han llamado de todo. Pero claro, los pacientes se lían, no lo tienen claro. Y vernos no les ayuda. Al final, con los años, en el pueblo, acabé siendo Mercedes, pero eso supuso pasar por todos los estadios posibles. Desde la “Practicanta” para unos, la “Muchacha” para otros y la ATS para los menos, (curiosidades de la Atención Primaria Rural). Si como dicen los antropólogos, “ … El lenguaje se basa en asociaciones arbitrarias y aprendidas entre palabras y las cosas que éstas representan..” Es verdad que tenemos mucha tarea por delante en esta profesión.
¿Qué representamos las enfermeras?, Sería una cuestión vital saber cuáles son los patrones de pensamiento de los ciudadanos, atendiendo a la premisa antropológica del conocimiento de la visión del mundo de la enfermería y el patrón de pensamiento de nuestra cultura. Ahí está la madre del cordero.
En el hospital, todas son enfermeras, todas visten igual. ¿Signos de identidad?, ¡Uf!!!. Complicado. Lo de las identificaciones parece que no funciona muy bien, eso sí, siempre que nos acordemos de ponérnoslas, que lo de que se vea nuestro nombre ya es para nota.
Es complicado cambiar el patrón de pensamiento, teniendo la visión de la enfermería que tenemos, que los pacientes tienen.
Y poner de manifiesto la visibilidad del lenguaje enfermero, se me ocurre una empresa cuando menos de “Misión Imposible”. Recientemente he asistido a unas Jornadas en un foro puramente enfermero en las que ponentes relacionados con el mundo más jurídico que enfermero/sanitario tenían una visión del mundo de la enfermería englobado y anclado absolutamente como apéndice de otras profesiones. O al menos así se verbalizaba. Me ha llamado poderosamente la atención la forma de utilizar el lenguaje que no es otra que la que aparece en los textos legales, lenguaje que no es específico ni representativo de la enfermería.
Mi propuesta pasa por empezar a revisar el lenguaje jurídico cuando éste se refiere a la enfermería. Jueces y legisladores han de saber diferenciar tanto en la redacción de los textos legales como en la interpretación de los mismos cual es la esencia de la enfermería española.
Juristas y legisladores han de comprender que cuando en un texto legal aparece el concepto de “Acto Médico”, es exactamente eso, un acto médico, y para nada un acto enfermero.
Han de cambiar esas referencias.
Mercedes Fraile. Enfermera
@vitrubia